Con perfecta dicción y acento uruguayo, don Emilio Laferranderie “El Veco”, aludía a este refrán popular cuando había que tomar suma atención a alguna situación futbolística. Pero yo de fútbol sé tanto –y menos– como de física cuántica, y es muy posible que la mayoría de milenials y centenials ni siquiera hayan escuchado sobre el legendario periodista deportivo que radicó muchos años en Perú. En cambio, sí puedo hablar con absoluto conocimiento de causa acerca de cuánto y cómo la música puede ser ese fiel aliado al que abrazarse cuando el aislamiento voluntario arrecia con su golpe al corazón y la mente, y la tristeza, angustia, melancolía y demás yerbas emocionales amenazan con hacernos sucumbir. Y a veces lo logran.
No había advertido que este podía ser un tema pertinente para Pulso hasta que la Universidad de Piura nos hizo llegar una nota de prensa acerca de investigaciones científicas que…
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